Reflexiones sobre el amor (Historia personal)

19:51 Laura Milena 0 Comments




Bueno, debo decir que no todas las personas somos iguales y no sentimos lo mismo.
Yo he creído toda mi vida, aún creo y siempre creeré que el amor es un gran motor de la humanidad, y por humanidad me refiero a esa cualidad que nos hace ver a los demás como pares y nos hace actuar compasivamente. Hace poco leí una frase en una de esas imágenes que se hacen populares en facebook, la cual decía: "Veo humanos, pero no humanidad"; pues bien, no puedo encontrar una frase más oportuna para nuestra realidad que esa. No hay humanidad, porque cada vez hay menos amor.
Pienso que el amor es una de las pocas cosas que puede combatir las injusticias, y aunque en ocasiones puede llegar a ser verdaderamente egoísta, es uno de esos egoísmos que no son tan censurables, puesto que, si el amor es sincero, busca hacer sentir mejor a aquel que es amado. La verdad, no se mucho de estas cosas, pero creo firmemente que los seres humanos tenemos una vida tan frágil y en ocasiones tan fugaz y miserable, que solo una cosa positiva nos permite seguir adelante, y eso son los sueños y anhelos. Así sean inalcanzables, nos permiten levantarnos cada día con algo en la cabeza que nos impulsa y nos llevan a situaciones imaginarias que nos hacen sonreír. 
El amor es el principal productor  de sueños y esperanzas y si no fuera por él, no imaginaríamos tantas cosas bellas que nos sirven para tratar con la dura realidad. Puede decirse que el amor es una utopía, pero no en el sentido de que nunca se realizará y siempre viviremos reprimidos y drogados por ello, sino en el sentido que detallaré a continuación.  Todos hemos escuchado al menos algo, quizás en nuestras remotas clases escolares de filosofía, sobre el concepto de utopía, concebido a inicios del siglo XVI por el pensador inglés Tomás Moro. Aunque usualmente utopía se entiende como sinónimo de lo inalcanzable, recuerdo que uno de mis profesores universitarios mencionó en cierta ocasión que dicha concepción era simplista y errada, puesto que una utopía es más bien una situación que es posible, aunque no tiene una realidad histórica, es decir, que a pesar de que no se ha percibido jamás en la historia, no es imposible y por lo tanto puede llegar a realizarse. 
Esa era una breve introducción sobre algunas pequeñas ideas que forman mi concepción sobre lo importante que es el amor para los seres humanos, ya que, aunque no soy una persona altruista ni nada por el estilo, desde hace mucho tiempo decidí que quería amar y ser amada por alguien que no estuviera "obligado" socialmente a hacerlo por lazos sanguíneos. Para muchos, es una decisión estúpida y hasta suicida, pero considero que lo "equivocada" que esté no puede opacar la tranquilidad que me da creer en eso. 
Debo aclarar también que soy joven y no tengo hijos ni nada por el estilo, razón por la cual no puedo hablar con propiedad sobre el amor maternal. Sin embargo, espero que no le achaquen mi pensamiento a mi supuesta "inmadurez" de la juventud, ya que dudo profundamente de la dichosa correspondencia entre edad biológica y madurez. Todo es cuestión de desde donde se esté parado.. 
Mi historia inició hace un tiempo considerable, eramos dos desconocidos con nada más que amigos en común y sólo un breve intercambio de frases que no provinieron del amor a primera vista, sino del mero formalismo de querer agradar y ser gentil con alguien. Era una fría noche, como todas las noches bogotanas, y yo debía volver pronto a mi casa. Toda la tarde había estado en medio de una extraña situación, como violinista en el intento de acercamientos amorosos entre una amiga de hace años y un chico que era amigo de hace años de uno de mis amigos de la universidad. Mi amigo y yo caminábamos tras ellos observando sus tímidas conversaciones y sus gestos nerviosos, mientras creíamos que éramos los cupidos del siglo XXI (aunque debo aclarar que mi amigo se lo tomó muy en serio, ya que luego terminó jugando un poco a encontrarme novio a mí también). 
Luego de varias horas, mi amiga tuvo que irse a casa pues su mamá, quien trabajaba cerca de donde nos encontrábamos, la pasó a recoger. Así, yo quedé sola con estos dos muchachos, mi querido pero a veces bastante insoportable amigo, y su compinche, a quien apenas conocía y debo admitir, todavía no conozco casi nada (a pesar de que las cosas con mi amiga funcionaron y siguen juntos). Luego de la partida de ella, mi amigo decidió encontrarse con alguien que estudiaba en una universidad cercana, de manera que partimos al encuentro de ese "alguien". Toda la parte previa a dicha reunión fue tremendamente misteriosa, puesto que mi amigo llamaba al SNI ( Sujeto No Identificado) con el que pretendía encontrarse, con el sobrenombre "IAR". Cuando escuché "IAR" por primera vez, me pareció un apodo un poco extraño y pregunté algo relacionado con el tema, que en este momento no puedo recordar, incluyendo el artículo "él" en mi cuestionamiento. Al decir "él", refiriéndome al misterioso IAR, los dos personajes que me acompañaban estallaron en carcajadas y burlas, que en el momento no entendí pero que más adelante comprendería perfectamente. 
Caminábamos alrededor de un parque bastante oscuro, que en realidad me daba un poco de miedo, pues nunca fui de esas personas que salían mucho de su casa. Siempre he sido una pequeña y sobreprotegida niña, un poco distante de los parámetros físicos y comportamentales de alguien de mi edad (Forma elaborada de decir infantil). Tal vez por esa razón, debo confesar, sentí un poco de emoción al pensar en conocer a alguien nuevo.
Mi amigo y su compañero seguían hablando alegremente y haciendo chistes, cuando de repente, en la distancia, logré ver a dos personas sentadas en la acera. Era oscuro, pero parecían ser de nuestra edad, sin embargo, pensé que no tenían nada que ver con nosotros y seguí caminando, no sin antes preguntar dónde estaba ese tal "IAR". La respuesta fue un tanto confusa porque el apodo correspondía no a una, sino a las dos personas allí sentadas... No entendía nada, me encontré con dos personas con el mismo apodo que además, eran iguales... La verdad, de golpe pensé que "IAR" había sufrido algún tipo extraño de mitosis y se había multiplicado, sin embargo, aclaré mi mente cuando mi amigo me comentó que eran hermanos gemelos y que a los dos les decían igual: "IAR". Aún así, me pareció bastante extraño que dos personas tuvieran el mismo apodo y no sintieran lesionada su identidad individual. 
Llegamos hasta ellos y los cuatro se saludaron alegremente, me sentía fatal, como una persona sobrante en esa situación que podía tornarse muy incómoda.. Sin embargo, tras saludar tímidamente y sonreír con cierto aire de estupidez, respondí a un comentario que alguno de ellos hizo sobre cierta saga de vampiros, la cual, en lo personal, no me gusta casi nada. Ese fue el momento decisivo, uno de los gemelos respondió a mi comentario favorablemente e intercambió una que otra palabra conmigo. No puedo mentir, me emocioné... en fin, después de eso me acompañaron al lugar donde tomaba mi transporte y se fueron. No se por qué, aún tengo muy clara en mi mente la imagen de mi misma esperando ese bus biarticulado en la estación, pensando  sobre la conversación que acababa de sotener con ese desconocido, me pregunté quién era él y si me había hablado por qué quizás muy en el fondo le había gustado, empecé a imaginar que lo había dejado flechado (aunque por supuesto, como se imaginarán, no fue así; la magia para él y por consiguiente para los dos, vendría un tiempo después).
Unos días posteriores a ese encuentro, mi amigo-cupido me comentó que el chico que me había hablado estaba interesado en mí, ya que le había preguntado varias cosas que tenían que ver conmigo. De nuevo, mi corazón se detuvo. Yo le pregunté acerca de él y me contó varias cosas interesantes, como que él era músico y tocaba el piano. No se, puede sonar un poco tonto, pero eso lo hizo inmediatamente muy atractivo para mi.. era músico y tocaba un instrumento que me parecía muy bello, y además, en ocasiones cantaba porque todos ellos formaban una banda y ya tenían grabada al menos una canción. Me gustó la sensación de pensarme atractiva para alguien así, de verdad quería que él me hablara. Por supuesto, no dejé de pensar en eso y sonreía cada vez que lo hacía.
Poco tiempo después él me agregó a facebook, miré sus fotos y lo encontré interesante, se veía bastante serio, como misterioso, así que tenía mucha curiosidad por conocerlo mejor. Una noche me habló y yo muy estaba emocionada. Conversamos un poco. Esa fue una noche emocionante.
Terminó pidiéndome mi celular.. Luego, una tarde llamó desde su casa y empezamos a conversar. Desde esa llamada hubo una especie de conexión, una química especial, podíamos hablar horas y horas sin parar, aunque más bien yo era la que hablaba horas y horas sin parar, pero él me escuchaba, y eso estaba bien, estaba tan emocionada que ni siquiera pensé en lo que me atormentaría tiempo después: tal vez parecía una lora mojada. Sin embargo, no lo podía evitar (aún sigue siendo igual), nunca había sentido que alguien me escuchara realmente, coon tanta atención, me sentía feliz y realizada al poder hablar largamente con una persona.
Día de por medio este hombre llamaba por la tarde y hablábamos. Que puedo decir, yo sonreía, sonreía mucho... Terminamos concertando una "cita" solos, la cual esperaba muy emocionada, me arreglé y esperé ansiosa la hora acordada, hasta que, mientras acompañaba a mi mamá a comprar algo de comer, mi celular sonó. Era él, canceló nuestro encuentro porque había tenido un "problema personal". Yo no sabía que había pasado, pero tomé la mejor actitud posible y sonreí como si no hubiera sucedido nada, tuve muchas dudas, pensé que tal vez solo quería sacarme el cuerpo. Luego me enteré de que lo que le había ocurrido era terrible, una de las personas más importantes en su vida se había ido, por eso tuvo que posponerlo.
Un tiempo después llegó la nueva cita, llegué muy puntual al centro comercial donde habíamos acordado vernos, sin embargo él no llegaba. Tal vez de nuevo sucedió algo, pensé. Sin embargo, poco después él me llamó, iba un poco retrasado y me pidió disculpas, ya era oficial, nos encontraríamos en ese lugar. Me sorprendió por la espalda y me saludó, se veía muy agotado y me dijo que había tenido que correr mucho para llegar allí. Me parecía lindo pero no sabía como hablarle en persona. Caminamos un rato y fuimos a ver una película ("La noche del demonio"), él no pareció asustarse ni una sola vez, seguía siendo muy misterioso. Cuando partimos, cada uno hacia su casa, él me acompañó al bus y en medio de una conversación mencioné bromeando las palabras "nadie me quiere" o algo así, cosa a la que el respondió con un heróico "yo si te quiero" y me dio un coqueto beso en la mejilla.
Salimos un par de veces más, en la segunda cita aprendimos más el uno del otro, hablamos de cosas personales, de nuestras familias y de nuestros estudios. En la tercera, conversamos un poco más, aunque habían pequeños momentos de silencio incómodo, yo esperaba que él me dijera algo.. No se si quería hacerlo realmente o si lo que pasó después lo animó luego. Estábamos en un centro comercial, debíamos volver a mi casa, pero el trayecto hacia el bus era largo, ya estaba oscureciendo y hacía bastante frío. Lo miré de reojo y tenía sus manos en los bolsillos. No lo pensé mucho, quise acercarme a él y forzar un poco las cosas, si no pasaba nada, al menos lo había intentado. Le pregunté por qué tenía las manos en los bolsillos y él solo respondió que lo tenía como un hábito. 

Yo vi la oportunidad y le dije que quizás era por el frío y allí, en ese momento que quedó congelado en la vida de los dos, tomé su mano, la saqué de su bolsillo y la sujeté. Estuve nerviosa, no hablamos del tema, no sabía que pensaba de andar tomados de la mano, pero no parecía reaccionar de ninguna forma, ni positiva, ni negativa. 


Sin embargo no cedí, sujeté su mano mientras caminábamos, y me gustó, era cálida, suave y seca, para nada sudorosa.. Era la primera vez que lo hacía, la primera vez que andaba con alguien de la mano, eso nos acercó y significó mucho para mí. Tomamos el bus y regresamos, traté de ser coqueta, aunque no sabía nada de eso, traté de darle la oportunidad para que se me declarara, pero nada sucedió en ese momento. Ya estaba muy tarde y él se tuvo que ir, pensé que ya no sucedería nada ese día, ya se había cerrado la oportunidad. Bajamos las escaleras un poco en silencio, hasta que en un momento él me hizo una pregunta: "¿Yo te gusto?", a lo que yo respondí "me encantas", o algo similar, no se, mi corazón latía fuertemente. Balbuceó algunas cosas en las que insinuaba que podíamos ser más que amigos o "cuadrarnos", a lo que yo respondí picaronamente que tenía que pedírmelo bien. "¿Quieres ser mi novia?", claro que sí. Un beso torpe pero tierno, y ya está, él se fue... Ahí empezó todo, al poco tiempo empecé a amarlo y a quererlo siempre a mi lado, así empezó nuestra historia, nunca pensé que él sería con quien quisiera pasar el resto de mis días....
  

Luego de ser novios, un buen tiempo después, me enteré de que nunca había preguntado por mí, mi amigo-cupido le había dicho que él me había gustado y que intentara hablarle (Nos había mentido a ambos)... Y ese pequeño detalle cambió nuestras vidas para siempre, siempre estaremos agradecidos con él por darnos el empujoncito necesario. 



....CONTINUARÁ....
 




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